UNA NUEVA EXPRESIÓN DE LA VERDAD

Al examinar la Biblia, surgen muchas preguntas difíciles. Por ejemplo, ¿cuál es la relación apropiada entre Dios, Jesús, y nosotros? ¿Cuál es el entendimiento correcto de la resurrección y de los últimos días? ¿Por qué debe volver Jesús? ¿Cuándo y cómo volverá? Las respuestas a todas estas preguntas han sido dadas a través de parábolas y símbolos, pero aun éstos tienen que ser explicados más claramente.

Leemos en Juan 16:25 que Jesús dijo: "Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre". En Juan 16:12-13, leemos que él dijo también: "Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir". Y en el Apocalipsis 10:11, leemos: "Tienes que profetizar otra vez contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes". Cada uno de estos pasajes indica que en los últimos días una nueva expresión de la verdad será dada.

Debido a que la revelación que recibiremos será nueva, habrá aspectos que no serán entendidos desde el punto de vista de la doctrina convencional y la tradición. De la misma manera, aunque las enseñanzas de Jesús se basaron en el Antiguo Testamento, la gente de su época estaba ligada a una interpretación tan literal del Antiguo Testamento que ellos no pudieron entender a Jesús. Fue por esta razón que Jesús dijo que "el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos" (Lucas 5:38), lo cual significa que ellos debían renovarse si querían recibir las nuevas palabras.

Sabemos que Dios obró a través de Noé y Abraham, y que habló por Moisés y Jesús. Puesto que este mismo Dios vive hoy, ¿sería acaso El incapaz de dar una nueva revelación? La Iglesia no necesita otra interpretación humana de la Biblia. Lo que importa es cómo Dios la interpreta, y que nosotros, viviendo según Sus palabras, realicemos Su Voluntad.

Hay otra razón por la que la humanidad necesita una nueva y profunda
expresión de la verdad. Podemos ver claramente el rápido colapso de la civilización moderna y del orden en la sociedad, sin ninguna solución satisfactoria a la vista. Un sentimiento de vacío, soledad y descontento ha llevado a muchas personas a la desesperación, a la confusión, al desenfreno y al abuso del alcohol y de las drogas. La confusión en la sociedad acerca de las normas de valor y de conducta ha dado origen a una fuerte tendencia hacia el egoísmo, la disgregación de la familia, el rápido aumento del crimen, la delincuencia juvenil, y toda clase de inmoralidad, los cuales están socavando los cimientos de la sociedad y creando una desconfianza en el futuro. La violencia y la guerra, el racismo, la distribución desigual de la riqueza, la impotencia de las religiones mundiales de guiar a la gente de la edad moderna y la expansión del comunismo ateo, intensifican las dudas sobre el futuro de la civilización moderna. Ninguno de estos graves problemas puede resolverse completa ni parcialmente en un instante. Hace falta una solución fundamental y eterna. Puesto que Dios vive, El con toda seguridad nos salvará de esta crisis de una manera nueva y revolucionaria.

Antes de encontrar una solución eficaz de estos problemas, hay que entender sus causas. Los problemas del mundo nunca han podido eliminarse, porque hasta ahora, nadie ha entendido plenamente sus causas. El Principio, además de explicar las causas fundamentales de los problemas humanos, también presenta soluciones claras y prácticas, las cuales hacen posible que el individuo y la familia (que son el corazón de la sociedad humana), a través de la educación, puedan libre y felizmente cambiar su modo de vivir.