Según el Principio, Dios es el origen del amor y del
corazón. El motivo de Dios para crear es la realización de Su ideal de
amor, y la realización de este ideal es la meta de la creación. En el
mundo en el cual el ideal de Dios es realizado, la humanidad y todas las cosas
tienen el destino de vivir en felicidad y en armonía, con el amor de Dios como la
fuente de su vida y su alegría. El mundo en el cual la esfera del amor ideal
de Dios es completa, es el reino de los cielos. Dios nos creó en la tierra, y no en el cielo. El ideal de
Dios, realizado en la tierra, es llamado el reino de los cielos en
la tierra.
Nosotros, como los hijos de Dios, fuimos creados para vivir
en este reino de Dios en la tierra. Al dejar nuestro cuerpo físico, nuestro
espíritu entraría al reino de Dios en el mundo espiritual, donde viviríamos
eternamente. (La relación entre estos dos mundos sería semejante a aquélla
entre la mente y el cuerpo en un ser humano.) El reino de los cielos, sea en la
tierra o en el cielo, es el lugar donde un individuo quien ha experimentado
completamente el amor de Dios, viviría en felicidad eternamente, en una
relación ideal de amor con Dios y con otras personas. En el mundo ideal del amor de
Dios, no podría haber pecado, mal, injusticia ni restricción.
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El Principio no
solamente demuestra que Dios existe, sino que también explica; el corazón original de Dios y los detalles
de Su providencia como se han revelado a través de la historia.
Además, fomenta un cambio de carácter para aquéllos que sinceramente desean
encontrar a Dios por medio de una experiencia espiritual con el Espíritu Santo.
Cuanto más experimentamos el amor verdadero de Dios a través de un
entendimiento del Principio, tanto más experimentamos nuestra propia
recreación. Y a la misma vez, podemos desarrollar relaciones humanas genuinas y sinceras
con los demás.
El Principio enseña que la familia es la unidad básica
necesaria para la realización del amor de Dios. El Principio también
afirma que solamente por el establecimiento de un hogar centrado en Dios, podrá
el amor sembrarse en el corazón árido, o seco, de la gente moderna, y solamente
entonces podrá establecerse una relación verdadera entre esposo y esposa,
padres e hijos, hermanos y hermanas, y entre vecinos. El amor verdadero
entre un esposo ideal y una esposa ideal es la condición fundamental para la felicidad
de los seres humanos. Solamente cuando haya tal amor entre los padres,
los hijos podrán entender y experimentar el amor ideal de Dios.
Según el ideal original de Dios, los seres humanos le
amarían a El como a su padre, y vivirían en hermandad como una gran
familia. El Principio es una guía para despertar en la humanidad este amor original y
para restaurar las relaciones humanas originales que podrán crear una sociedad
mundial de una sola familia.
El Principio también conducirá hacia la unificación de las verdades internas, lo que la religión ha buscado, y de las
verdades externas, propósito de la ciencia. Todo esfuerzo humano por encontrar
la verdad está relacionado con Dios, y por esta razón, el Principio podrá
lograr una unificación entre los diferentes campos de pensamiento. Por otra parte, el Principio prevalecerá sobre la ideología
comunista que niega a Dios, poniendo fin a la última batalla
ideológica de la historia con una victoria para el lado de Dios. El cumplimiento de la
providencia de la salvación incluirá la restauración de los pueblos bajo los
regímenes comunistas, porque es la voluntad de Dios que ellos también
tengan la oportunidad de perfeccionarse a través del amor de Dios y de
Sus nuevas
palabras.
Según el Principio, todas las religiones a través de la
historia que buscaron y promovieron un modo de vivir concienzudo,
llegaron a existir, directa o indirectamente, por la voluntad de Dios. Hoy el cristianismo desempeña un papel central en la realización de la meta
total de la providencia de Dios. Pero Dios también ha conducido a la gente de otras
naciones, y les ha inspirado a establecer religiones de acuerdo con su tiempo y
ambiente particulares, preparándoles para recibir al Mesías en el
futuro. Como dice Juan 3:16 "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida
eterna". Dios envía al Mesías no solamente para los cristianos, sino para toda
la humanidad.
La revelación que Dios le dio a Sun Myung Moon fue otorgada silenciosamente en el Oriente, pero ha dado a los hombres y
mujeres de todo el mundo, especialmente a la gente joven, una nueva felicidad y
una nueva esperanza, dándoles vida en lo profundo de sus corazones. La
gente joven de más de ciento veinte naciones, de diferentes razas, orígenes
culturales y modos de vivir, ha adoptado esta revelación, encontrando en ella un
significado nuevo y siguiendo la voluntad de Dios con entusiasmo y con pasión.
Aquí presentamos un esquema del Principio, con la esperanza de que impresione la
mente y el espíritu, y de que transforme a un individuo con
inquietudes, en una persona de carácter nuevo centrado en Dios.