LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS

III. LA PROVIDENCIA DE LA SALVACIÓN A TRAVÉS DE LA CRUZ

A. La crucifixión de Jesús

Dios verdaderamente amaba a Su pueblo elegido, los israelitas, quienes deberían preparar el fundamento para el Mesías. Con mucha frecuencia, Dios había profetizado acerca de la venida del Mesías, advirtiendo a Su gente que permaneciera alerta a las señales que anunciarían su llegada. Dios aún preparó un gran testigo, Juan el Bautista, para dar testimonio acerca del Mesías. De hecho, la nación de Israel estaba anhelando apasionadamente la venida del Mesías.

Pero desafortunadamente, la gente elegida y preparada falló en reconocer al Mesías cuando vino. El Hijo de Dios declaró con abundante claridad su identidad y su misión, pero sus palabras cayeron en oídos sordos. El nunca fue entendido por su gente, sino que fue señalado como un blasfemo y finalmente fue crucificado.

Irónicamente, los gobernadores paganos de aquella época reconocieron la inocencia de Jesús (Lucas 23:14-16; Juan 18:38; Mateo 27:19-23; Marcos 15:10-14), mientras que aquéllos que le juzgaron como culpable eran su propia gente y los líderes del judaísmo, a quienes Dios mismo había nutrido y preparado por tanto tiempo. Ellos estaban ansiosos de mandar a Jesús a la cruz. ¿Por qué?

Los cristianos tradicionalmente han creído que la muerte de Jesús en la cruz fue predestinada según el plan original de Dios. Pero, no fue así. La crucifixión de Jesús fue un grave error, y resultó de la gran ignorancia del pueblo de Israel acerca de la providencia de Dios. Muy claramente, la voluntad de Dios era que la gente elegida aceptase y creyese en Jesús (Juan 6:29,10:37-38) y que recibiese la salvación. Pero el pueblo de Israel, no queriendo recibir a Jesús de Nazaret ni el mensaje de la salvación que trajo, se burlaba de él mientras estaba muriendo en la cruz, gritando:

"¡Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!" (Mateo 27:40)La Biblia, describiendo esta situación, señaló que la Palabra y la luz verdadera" (Jesús)Vino a su casa, y los suyos no (lo) recibieron (Juan 1:11). El Apóstol Pablo, haciendo resaltar la tragedia de la crucifixión, testificó que la sabiduría de Dios fue desconocida de todos los príncipes de este mundo— pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria. (I Corintios 2:8)

Los cristianos de hoy no tienen un claro entendimiento de la verdad detrás de los acontecimientos históricos que ocurrieron en tiempos de Jesús. Si la voluntad de Dios para la salvación hubiera podido realizarse solamente a través de la crucifixión, entonces, ¿por qué invirtió El tanto tiempo preparando un pueblo elegido? ¿No fue acaso que quería entregar a Su Hijo a una gente con fe?
En el Jardín de Getsemaní, Jesús les dijo a sus discípulos: "Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo." Y adelantándose un poco, oró, "Padre mío, si es posible, que pase de mi esta copa...." (Mateo 26:38-39)

Jesús pronunció esta oración no una, sino tres veces. Muchos cristianos, creyendo que Jesús vino con la misión de traer la salvación a través de la cruz, explican que Jesús pronunció esta oración por debilidad o fragilidad humana. Pero, ¿podría Jesucristo, el salvador de la humanidad, pronunciar una oración por debilidad? El primer mártir cristiano, Esteban, y muchos de los mártires que lo siguieron, nunca rezaron de una manera tan aparentemente débil, ni pidieron ninguna vez, en el momento de su muerte, "que pase de mi esta copa" ¿Cómo podemos decir que Jesús era más débil que estos mártires? Especialmente si la finalidad de su venida fuera su muerte en la cruz, ¿por qué rezaría para escaparse de la muerte? Esta oración de Jesús no fue egoísta, ni tímida, pronunciada por el temor de morir. Si la crucifixión hubiera sido el modo mismo en que Jesús salvaría a la humanidad, él habría muerto con alegría en la cruz no una sino mil veces.

Jesús sintió angustia cuando pensó que su misión como el Mesías, la cual era la realización de la meta de Dios para la creación en la tierra, no podría cumplirse si muriera de esta manera. Su corazón estaba muy afligido cuando pensó cuán triste se sentiría Dios si el cumplimiento de la providencia de la salvación fuera prolongado. Jesús previó el sufrimiento y el derramamiento de sangre de sus discípulos y seguidores, los cristianos, quienes tendrían que seguir su camino de sufrimiento y de la cruz. También previó la tribulación que vendría a la gente de Israel si lo rechazara a él. Teniendo todo esto en su mente, Jesús pronunció una última desesperada oración a Dios en el Jardín de Getsemaní, rogando que Dios le permitiese permanecer en la tierra, aun en aquellas circunstancias desesperadas, para que él pudiese continuar su misión, cambiando los corazones de la gente al punto en que podrían aceptarlo.

Si la muerte de Jesús en la cruz fuera predestinada por Dios, entonces, ¿por qué diría Jesús a Judas Iscariote, su traidor: "¡ay de aquél por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!" (Mateo 26:24)Y ¿cómo podríamos explicar el hecho de que Jesús exclamó en la cruz: "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:46)
Si la crucifixión hubiera sido verdaderamente la voluntad original de Dios para Jesús, entonces Jesús debería haber sentido una alegría desbordante en la cruz, habiendo cumplido victoriosamente su misión.